Alegría y nostalgia en Yaguarón: el día de los muertos
Por Walter Fernando Díaz Ayala
El día de los difuntos en Yaguarón se vive con intensidad, desde muy tempranas horas la gente se agolpa desde las diversas compañías en los buses internos hasta los dos cementerios de la ciudad, la alegría y la nostalgia son las notas características que vienen durante toda la jornada a acompañar el trajín y el vaivén que mueve en torno a la visita de los panteones los muertos en los cementerios.
Días antes, pintura, reparación, mejora, se vacían algunas urnas, se reponen placas rotas o robadas, se traen cruces y se limpia el panteón para dejarlo lo mejor posible para este día. La gente viene a cambiar los paños de la Cruz, carpetitas y flores nuevas, algunas frescas, otras artificiales, se huelen muchos aromas mezclados del asadito, la chipa, los típicos aromatizantes de hogar, pinoleche, lavanda, floral y los muchos perfumes. Algún piadoso generalmente limpia alguna sepultura abandonada y le coloca las antiguas flores de su panteón al nicho o cruz como muestra de afecto para que no se quede triste y solitaria este día esa Cruz y a la vuelta una velita encendida para dar luz, pedir o agradecer algun anónimo favor concedido, al igual que la Cruz Mayor para rezar por los parientes y amigos cuyas sepulturas están en otro cementerio.
Los niños generalmente van a la escuela hasta la primera hora de la mañana, después es imposible mantenerlos en el aula, todos vienen al cementerio a juntar golosinas, dulces chispas, a corretear y jugar entre los panteones, reciben todo lo que se pueda repartir en nombre de los muertos, a satisfacción de la memoria y también como una suerte de reparación de cualquier tipo de necesidad durante su vida.
La gente viene y se encuentra en el cementerio, parientes vecinos, amigos y van de mano en mano pasándose dones, recuerdos, anécdotas y nostalgias, generalmente las despedidas suelen llevar una muletilla común, en cualquier momento pasó a visitarte.